lunes, 7 de agosto de 2017

CRÓNICA DESAFÍO SOMIEDO 2017

Arco de Salida. Pola de Somiedo
Pola de Somiedo. 7:00 h. Después de que la banda de gaiteros haga sonar el Asturias patria querida, se pregona la cuenta atrás para la salida. Antes, contaros que tuve el dilema si hacer noche en casa (a 2 horas de Pola) o acercarme allí después de cenar para dormir un rato. Levantarme a las 4:00 o dormir regular, pero sin tener que conducir. Decidí lo segundo. Recogí la bolsa del corredor a las 6, desayuné y con los nervios ya en la piel, me dirijo al cajón a eso de las 6:45. Me coloco en la parte de atrás. Sé que voy a salir más a acorde con mi ritmo que lo que hice en Peñalara. ¡Vaya ambiente que respira Pola para ser las 7 de la mañana!
Se da la salida remontando el pueblo hacia la carretera que sube al puerto. En seguida, el trazado sale a una senda con mucho arbolado que, a tramos, se estrecha mucho y los de la parte trasera sufrimos los atascos. La carrera pasa por Gua y Caunedo donde también hay paisanos animándonos. Aún vamos todos con las pilas cargadas, y cada cuál buscando su marcha. Después del tercer tramo de asfalto, la senda marcha hacia la pedanía de La Peral, última población antes de Santa María de El Puerto. Decir que la organización corta el tráfico rodado para el paso de los corredores, lo que siempre da mayor seguridad.
De camino a La Peral
Una última subida y, ya entrando el sol en el valle, llego a La Peral.
La Peral. Km 6.7. 01:15:37
Abrevadero. Entre La Peral y Braña Viecha
A partir de aquí tengo curiosidad por ver por dónde nos lleva la carrera. He andado varias veces por Somiedo y esta parte no la conocía. Se sale por una pista, muy corrible y tras llanear un kilómetro y tener una entretenida charla con otros corredores, asciende hasta un collado que al coronar regala una panorámica de la Braña Viecha y parte del valle de Villar de Vildas. La bajada desde el Collado hacia la Braña Viecha resulta muy divertida. Será porque aún las fuerzas van bien. El día sale soleado, imposible disfrutar más del paisaje. Lanzo la mirada algo más lejos y va veo las casas de la braña. También se ven en el horizonte, literal, las siluetas de los que ya van camino del Cornín. “Poco voy a correr ya”- pienso.
Antes de la bajada contaros que hubo un corredor que se hizo una brecha en la cabeza. Debió tropezar con alguna piedra. Dos chicas que debían ir a su lado le socorrieron desde el primer momento y los que veníamos después fuimos llamando la atención de la persona de protección civil que se encontraba a unos cientos de metros en el collado. Entiendo que el accidente no fue a mayores.
Braña Viecha. Km 14,5. 02:14:37
No paro demasiado en el avituallamiento. De tiempo voy a ir justo y prefiero ir avanzando que parar demasiado. En la subida al puerto de la Paredona, engancho un grupo que veo que llevan buen ritmo y les puedo aguantar. Así descargo un poco la mente sobre qué paso llevar. Algunos repechos ya empiezan a costar… y ¡no llevo ni 20 km! es sólo el principio y lo que toca es subir por donde lo han hecho antes aquellas siluetas que veía. Va a haber que dosificar mucho, pero el tiempo de corte tampoco permite demasiadas alegrías. Empiezo a echar cuentas de cuánto margen voy a tener al llegar a El Puerto. Eso no quita para que saque unas fotos desde el collado, recupere un poco y afronte la subida al Cornín. Las vistas según se va ascendiendo descubren más y más picos en el horizonte. La senda sigue apretando con su pendiente mientras va sorteando matorral bajo. Llego a la cima, pero por donde siguen los participantes que me preceden no es precisamente para relajarse. Y es que desde el Cornín hay que crestear aún hasta llegar al punto culminante de la carrera: El Cornón, a 2188 m. Último esfuerzo, se oye animar a los que vamos llegando con griterío y un cencerro.
Llegando a Braña Viecha con El Cornín al fondo
El sol ya está lo suficientemente algo como para que hagamos sombra y amenaza con hacer calor. La llegada al collado esta vez
03:40:55. Impresionantes las vistas desde El Cornón. Ya voy justito. Sé que el mes anterior no he entrenado demasiado con la recuperación del GTP, pero el minuto que estoy parado en la cima no es para pensar en eso. Es para embriagarse de porqué me fascinan las montañas. ¡Qué tendrán que siempre se quiere volver!
Vistas de la Braña Viecha y parte del Valle de Villar de Vildas en las inmediaciones de El Cornín
 La bajada de El Cornón es técnica – al menos para mí – y hay que andar con cuidado. La calificación de “técnica” aprendí en esta carrera que depende de a quién le preguntes, así que seguiré manteniendo mi propio criterio, aunque para otros sea un paso marítimo. Tras esta primera parte más delicada, a ratos saco fuerzas para trotar, aunque los kilómetros pasan lentísimos. Pregunto a algunos de los voluntarios de la organización y las respuestas que recibo dejan siempre el objetivo más lejos de lo que creía. Después de un último collado ya se ven las casas de El Puerto. Aún hay tiempo para quitarme una de las zapatillas en la que se había colado arena. Con los pies voy muy bien. Los calcetines nuevos se están portando. Vuelvo a trotar por una pista pedregosa. Mirando el reloj parece que voy a llegar según lo previsto al control de El Puerto. Con unos 45 minutos sobre el corte.
El calor ya aprieta. Uno de los últimos voluntarios antes de llegar al garaje, me dice que hay ducha para refrescarse. 28 km y tengo la sensación de llevar 50. Medio centenar de personas se agolpa en una pared con vista de la carrera. Animan indicando el giro brusco a la izquierda y que el avituallamiento está aquí mismo.
El Puerto (Santa María). Km 28,3. 04:54:15
Bien montado lo tienen en el garaje. Sombra, ducha y avituallamiento completo. El primer cuarto de carrera está hecho. Está claro que los números no engañan. Casi el mismo desnivel que el GTP, pero en 35 km menos. Va a ser una carrera dura para lo que estoy acostumbrado. En cualquier caso, intento centrarme en la curiosidad de recorrer Somiedo por lugares donde no había estado. Ahora comenzaba el camino de Valle del Lago. Se abandonan las casas de El Puerto por un camino a la derecha, ascendiendo por unos prados donde las vacas mugen a modo de queja por el trasiego de gente que llevan viendo esta mañana. ¡Y eso que solo pasamos los de la UTDS! En algún caso, hay que andarse con atención al pasar entre ellas. El calor ya es bastante intenso. Es el precio que nos toca pagar por disfrutar de un magnífico día despejado.
Subida desde El Puerto
El camino sigue salpicado de voluntarios a los que –esto me resultó curioso- han entregado una tarjeta indicando en qué punto kilométrico se encuentra. Como suele ocurrir cuando el cansancio se hace ya ostensible, la cabeza avanza más rápido y cualquier atisbo de collado ahonda en el auto convencimiento de que ya vendrá la bajada. Aún habrá que rodear unas peñas según me informa uno de los compañeros de fatiga que pasa a mi altura en ese momento. Los kilómetros pasan muy despacio y el tiempo sigue su curso. Finalmente, el encuentro con uno de los voluntarios ya en la collada, indica el inicio de la bajada. Nuevamente, impresionantes vistas desde un balcón natural con Valle de Lago al fondo. La bajada hacia la braña de Solapeña no permite mucho margen de error, pero es espectacular. Como en otras ocasiones, recorrer algo por primera vez hace que se disfrute de una manera especial. La senda en ciertos tramos se ensancha, aunque el quitamiedos de alambre de espino no invita a la sensación de seguridad. La pendiente obliga a poner todos los sentidos en el camino, aunque procuro sacar momentos para otear el paisaje. En pequeños tramos la carrera sigue una pista forestal, aunque no es hasta la Braña de Sousas cuando esta enfila sin interrupción a Valle de Lago. Aquí aún llevo algo de fuerza para trotar algo más de un kilómetro hasta el avituallamiento.
Valle de Lago: encajonado entre montañas
Llego con unos 40 minutos de margen sobre el corte. Lo difícil es que en esta carrera los tiempos no se flexibilizan.
Valle de Lago. Km 38. 06:53:44
Aquí sí que necesito para un tiempo para comer y descansar. La parte que viene a continuación sé que se puede andar a buen ritmo e incluso correr. En el avituallamiento dejo una de las chaquetas que llevaba por la mañana, por quitar algo de peso. En esta ocasión sí que me acordé de coger los calcetines de recambio por si las moscas, aunque hasta ahora los pies no me estaban dando ningún problema. En este aspecto sí que estaba muy contento.
Salgo tratando de ir concentrado con el ritmo que llevo y al cabo de unos minutos consigo alcanzar y superar a un par de corredores antes de llegar al Lago del Valle, afortunadamente la organización eligió el camino que indica Sombra para este día. Poca más se iba a tener ya porque el arbolado en esa zona ya iba a ser escaso. Al llegar al lago y ver la carpa del avituallamiento, paré un momento a fotografiar el entorno. Otro momento lo dediqué a descansar mientras recuperaba líquido con la ayuda de los voluntarios que estaban allí. Agradecerle también a una de las chicas que me prestase su móvil para hacer una llamada, yo llevaba casi toda la carrera sin cobertura. Justo al lado, había gente bañándose y algo de envidia sí que me dieron. Pregunté por el tiempo a La Farrapona, tenía dudas de si llegaba y me dijeron que tardaba lo mismo que de Valle de Lago al Lago. 1 h y 20 min entonces.
Ascendiendo por la ladera norte del valle, las fuerzas ya están en la reserva. El ritmo no es tan alegre como en la primera parte y es que la pendiente aquí sí es más pronunciada. La llegada al altiplano que hay camino al conjunto lacustre de Saliencia hace que se confirme que ya no puedo siquiera trotar. Pierdo alguna posición y me resulta imposible seguir el ritmo de los que se van alejando camino del collado donde está el desvío al Lago Cerveriz y Calabazosa.
Lago del Valle, mientras se asciende hacia el complejo lacustre de Saliencia
El cuádriceps también va cargado, arrastrando las molestias del GTP, y por más que quiera no hay manera de echar a trotar. Así que no me queda otra que ir al ritmo que buenamente pueda y ver qué hacer en La Farrapona. Con la llegada al collado desde el que se divisa el Lago de la Cueva, incremento un poco el ritmo hasta llegar a él. Hay un buen grupo de gente animando y al preguntar la hora ya se me había ido parte del margen que tenía. Unos últimos metros hasta llegar a La Farrapona, doy ánimos a un corredor que adelanto, pero me dice que tiene la decisión tomada. Que se queda allí. ¿Y yo? ¿Qué hacer? Llego al Alto de La Farrapona con unos 20 minutos de margen. Realizando el trayecto en unas 2 h 50 min desde Valle de Lago, pero, claro, hay que sumar el tiempo que estuve en el avituallamiento.
Farrapona. Km 53,3. 10:25:00
En el avituallamiento, además de ser completo, tienen una carpa con fisioterapia. Nada más llegar y antes de comer nada, pregunto si el fisio está por ahí. En la camilla me podía haber quedado un buen rato, la verdad. Me descarga lo que puede el cuádriceps. Ya no tenía mucho remedio. Desde aquí darle las gracias y manifestar el acierto de la organización de poner fisioterapia en carrera (ya la había visto en Valle de Lago). Comí y bebí para salir de allí y encarar la subida a Los Bígaros no sé muy bien de qué manera. Aunque, sólo eran 400 m de desnivel aquella cresta se elevaba como si fuera un kilómetro vertical que ascender. Bajaba un chico que animaba a los pocos (y últimos) que quedábamos subiendo sobre las vistas y que, no era baladí, corría el aire. Una vez que se abandona la senda en el matorral y se avanza por la roca, los pasos delicados se suceden y con 55 km en las piernas, algún traspié patoso sí que tengo. Cuando la mirada no está en el camino, no sabe dónde ir. A cada lado es más bonito el paisaje.
Camino a Los Bígaros. Vistas del valle de Saliencia
La sucesión de montañas es interminable: desde las Ubiñas hasta el límite del concejo de Cangas del Narcea, por poner dos ejemplos. El cresteo que da algo de vértigo en algún punto es impresionante. ¡Ojalá pueda volver a hacerlo algún día sin estar tan cansado! Hay control en Los Bígaros.
Los Bígaros. 11:21:42
Tiene mérito también llevar toda esa infraestructura hasta allí. La bajada también tiene su miga y con el cansancio, más atención hay que poner. De camino a la Braña de la Mesa la bajada es por un prado que, debido a la cantidad de corredores que han pasado antes, tiene marcado el trazado que han ido siguiendo. Aquí también mucha atención con los tobillos porque las fuerzas nulas en los cuádriceps hacen que sean los que sostienen la verticalidad. En la Braña de la Mesa pensé que el camino a Saliencia iba a ser más sencillo, por el Camín Real, pero se desvía por una senda muy bonita y pedregosa que discurre junto a un arroyo. En todo este tramo ya he ido casi en solitario, habiendo solo 4 o 5 participantes por la zona. De hecho, alguno de ellos aprovecha un remanso de este arroyo para refrescarse. Aún hace bastante calor. La senda termina entrando en un espectacular arbolado con su ansiada sombra, pero el pueblo de Saliencia aún no lo veo. La llegada a la carretera es aproximadamente medio kilómetro antes del control y apenas me quedan unos minutos para llegar a tiempo. La gente se reúne en los cruces para animar, aunque yo ya lo tengo decidido. Tras casi 14 horas de carrera, llego a Saliencia con un par de minutos de margen sobre el corte y con las piernas vacías. Hubiera podido seguir, pero no llegar a tiempo al siguiente. Lourdes me dio ánimos para que no me rindiera, pero ya bastante hizo por logística quedándose unas cuantas horas en Pola, y no tenía sentido andar un par de horas más para llegar fuera de tiempo al siguiente control.
Saliencia. Km 61,2. 12:45:12
Me retiro. Pensé y repensé la decisión. Llegué a la conclusión que con el tiempo que daban no era factible. Hubiera seguido si el margen, como en otras carreras, se va flexibilizando con el paso de los kilómetros. Creo que me faltaron un par de horas.
Quisiera agradecer también al voluntario que nos bajó a los que nos retiramos en Saliencia. No tuvimos que esperar demasiado y tuvo el detalle de pararme en la entrada de Pola – en lugar de la meta- donde vi a Lourdes que estaba dando un paseo.
Ojalá algún día pueda volver y quitarme la espina. También sé, que con lluvia, dudo que fuera capaz de terminarla.




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